Viejo Calavera, Bolivia, 2016
El camino lógico para retratar verídicamente la cruda vida de al interior de las minas bolivianas podría ser el documental, pero en su ópera prima el director Kiro Ross busca un planteamiento aun más duro al contextualizar desde la ficción el cruce de dos generaciones que tienen como única perspectiva sacrificar sus vidas en la faena minera.